Todos los seres que ves se manifiestan con una forma determinada. Las formas no son reales, no representan la realidad del ser de cada ser, sino que la ocultan, porque las formas materiales físicas han sido creadas por el ego. Las formas en realidad son sólo aparentes y no muestran al completo lo que se esconde detrás de ellas. Los seres se esfuerzan y empeñan en ocultar y disfrazar sus egos, a sus yoes, a sus diablos o demonios, mostrando una apariencia en su manera de ser y en su apariencia física que no es la manera de ser del verdadero ser, no es la realidad del verdadero ser, es la realidad aparente o relativa creada por el ego. Todas las formas son alteradas o disfrazadas por ego, que se empeña de esa manera, en ocultar la realidad del ser y mostrar una falsa realidad que está basada en el disimulo, el miedo, la ansiedad y le imperfección. El ego quiere sustituir la realidad del ser, quiere imitarla, sustituirla por sus propias creaciones y proyecciones mentales basadas en el miedo, el deseo la ansiedad, el temor, la aversión, el rechazo, el apego, las preferencias, la falsa creencia de que es dios. Todo lo que vemos bajo una forma determinada es a la vez perfecto y Santo, pero también es imperfecto y diabólico, satánico, demoníaco. Todas las formas que vemos manifestadas tienen una parte santa y perfecta y otra que no lo es en absoluto.
Debemos de pensar de la siguiente manera: "que todo lo que vemos, en principio es Santo y para que realmente esa percepción se manifieste debemos de admitir que lo que vemos imperfecto ésta dentro de nosotros y es ahí donde debemos purificar; al purificar las impresiones y emociones que percibimos sucede que entonces vemos lo de fuera de acuerdo hayamos purificado nuestras emociones, nuestras impresiones y proyecciones mentales. Si nuestras emociones y pensamientos se vuelven puros, ecuánimes, sin juicios, sin preferencias, sin rechazo mi apego, sin distinción o preferencia de formas y todo esto debe de ser así, si realmente queremos llevar nuestra mente a un estado imparcial, de no preferencia, de no juicio, de equilibrio, de justicia, de ecuanimidad, entonces, los demonios o diablos de las formas que vemos desaparecen y todo se torna puro y perfecto a nuestro alrededor. Liberamos de esa manera a multitud de personas y seres que nos rodean de la realidad creada por el yo.
Estamos llenos de terribles defectos y errores, llenos de inhibiciones, timidez, complejos, ignorancia, prejuicios, conceptos, fantasías, miedos y rechazos, deseos y preferencias, las cuales nos impiden ser perfectos y ecuánimes con nosotros mismos y con lo que nos rodea, pero a pesar de todo nos creemos perfectos y juzgamos todo lo de afuera, vemos imperfectos y desagradable lo de afuera menos a nosotros mismos. Esto es el yo, la idea de que él es perfecto y todo lo demás es imperfecto, de que todo lo de él es bueno o mejor y lo demás es malo, o de que lo que él cree o sabe es cierto. El ego es muy codicioso del conocimiento, codicia cualquier conocimiento porque eso le hace sentir privilegiado, inteligente, diferente a los demás. El ego quiere sentirse diferente a los demás y ve diferente a los demás, mejor dicho nos hace percibir a los demás como algo diferente a lo que nosotros mismos somos o tenemos en nuestro interior. El yo ese engreído y estúpido, idiota, es como un niño lleno de miedo, de temor y de ignorancia. Para superar su miedo e ignorancia busca el conocimiento pero esto se convierte en un terrible alimento para el deseo de sentirse diferente. Por eso, en el camino del no yo cuanto menos creamos que sabemos, mejor.
El camino del no yo es el camino del no sé, el camino de la humildad, de la inocencia del ego sin mancha. Hay que despojar a ego de toda falsa creencia de conocimiento adquirido de manera intelectual y enseñarlo a adquirir el conocimiento sin el deseo de sentirse diferente ni importante y adquirir en la media de lo posible, el conocimiento, de una manera intuitiva, con el corazón, no con el intelecto. El intelecto es la parte de la mente que el yo utiliza para adquirir un conocimiento gratuito y sin esfuerzo alguno, adquirido en base a sus proyecciones mentales y deformación de la realidad que él percibe a través de los sentidos y que luego archiva a su manera, en la mente. La mente es un arma de doble filo, puede ser utilizada por los diablos y sus deseos y temores, o bien, por la ecuanimidad y serenidad de ser, que no juzga ni rechaza, no tiene preferencias ni prejuicios hacia ninguna forma. Detrás de cada forma ésta el ser y a su vez, también, la imperfección o realidad relativa del ego. Todo lo que es creado tiene dualidad, tiene naturaleza Estelar o divina y naturaleza material, física.
Cuanto menos creamos que sabemos, mejor. El camino del no yo es el camino del no sé, el camino de la humildad y la inocencia del ego sin mancha.
Padre Cielo, Madre Tierra, ¡Oh, gran Tao!, ayudadme a transformar este mundo que percibo imperfecto, en perfecto y Santo. Que todo ser, manifestado bajo cualquier forma, sea digno por mi parte del deseo de que sea feliz y libre de toda opresión, limitación o sufrimiento, que yo sea purificado y liberado de todo temor o deseo egoísta para no rechazar ni despreciar a nada ni a nadie, ni apegarme ni hacer distinción de ningún tipo en aquello que veo, escucho o siento. Que reaccione siempre con comprensión y paciencia hacia todo lo que me rodea sin experimentar miedo, temor, rechazo o aversión alguna, ni deseo alguno de poseer o someter, favorecer o darle preferencia sobre otros. Que todos puedan ser libres sin dañar a otros, que todos sean ecuánimes y yo mismo con ellos. Que sea capaz de transformar todo aquello que me rodea, purificando mis propias emociones de aversión, motivadas por el miedo o el dolor, o por las emociones del deseo y apego, motivadas por la dependencia hacia el placer egoísta. Que no tenga preferencias por nada ni por nadie, que ni el deseo ni el miedo condicionen mi mente para que ésta sea ecuánime y libre.
26-07-06
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