El estado mental y emocional de una persona, depende del funcionamiento de un sistema de glándulas internas de nuestro cuerpo, que segregan sustancias químicas que se vierten a la sangre y circulan por todo nuestro cuerpo, regulando funciones diversas como el metabolismo y funciones de tipo nervioso.
Las glándulas fundamentales, que determinan o intervienen en nuestro estado mental y emocional, en nuestro sistema nervioso, son cuatro:
Las glándulas sexuales.
Las glándulas suprarrenales, en los riñones.
La glándula tiroides, en la garganta.
La glándula pituitaria y pineal, situadas en el cerebro.
Estas son fundamentales o primarias, aunque existen otras glándulas en nuestro cuerpo, destinadas a regular funciones metabólicas, principalmente.
Las glándulas sexuales, así como la pituitaria y la glándula tiroides, y las suprarrenales, funcionan de forma coordinada y el mal funcionamiento de cualquiera de ellas, determinan altibajos en nuestro estado mental y emocional.
De todas las glándulas, la glándula pituitaria y las glándulas sexuales, junto la tiroides, determinan el estado anímico y psicológico y el comportamiento de un individuo.
Las renales son también importante, pero la pituitaria y las sexuales son extremadamente y fundamentalmente importantes y determinantes.
Las glándulas sexuales, cuando somos niños, apenas tienen actividad. Eso permite que la mente sea inocente pues, una vez que éstas glándulas entran en actividad, la mente comienza a generar mucho deseo y más instinto y el carácter empieza a cambiar, así como el comportamiento.
Nos volvemos más impetuosos, más rebeldes, más arrogantes...y también, el cerebro sufre más actividad.
Mientras éstas glándulas no entran en actividad, vivimos en el Edén de la inocencia, somos mansos y adorables.
Las glándulas sexuales van entrando en actividad a medida que crecemos, de una forma gradual, lentamente, desarrollando también, gradualmente, el carácter, el comportamiento y la madurez del individuo. La actividad de las glándulas sexuales está dirigida por el funcionamiento de la glándula pituitaria. Esto es así en condiciones normales, salvo que haya ciertos factores externos o internos, que alteran el funcionamiento de éstas glándulas y su sincronización.
Causas o factores externos:
-Violencia.
-Inducción precoz al sexo por causa de la pornografía y experiencias sexuales precoces, inducidas por algún adulto.
Causas internas:
Las causas internas se deben a la herencia genética transmitida por los padres,y también,a trauma fetal,por abuso de relaciones sexuales de los padres durante el embarazo.
Y también otra gran causa:
El estado emocional de la madre, durante el embarazo.
Si la madre ha pasado por una situación de estrés, miedo, violencia, inseguridades... éstas cosas pueden generar traumas psicológicos en la psiquis del infante, que quedan grabados en su subconsciente.
Un niño empieza a captar emociones y sensaciones ya cuando es todavía un feto y su cerebro todavía está formado por un cerebro primario, como el cerebelo.
El cerebro no está formado, pero una parte sí. Es el cerebro primario o cerebelo.
Éste ya empieza a registrar impresiones. Cualquier trauma transmitido por la madre en estado fetal, al niño, puede afectar al desarrollo correcto de su glándula pituitaria y esto será un problema para que ese niño se desarrolle física y psicológicamente, de manera gradual y equilibrada, siendo un niño precoz, impulsivo violento... porque su pituitaria hará que sus glándulas sexuales entren en actividad antes de tiempo.
Por eso es tan importante proteger la inocencia de un niño, evitándole traumas, abusos, violencia, comportamiento o inducción sexual precoz.
Las glándulas pueden ser estimuladas de manera precoz, pero, en ciertos casos, pueden ser bloqueadas en su desarrollo, produciendo problemas de retardo, infantilismo, inmadurez...lo cuál es otro problema, el otro extremo.
Otra causa externa que no hemos mencionado, es la alimentación.
Un niño que desde pequeño es alimentado con mucho azúcar,dulces....va a sufrir una modificación importante en el desarrollo de sus glándulas sexuales y, si además de dulces, toma mucha proteínas, bien sea a través de carnes o leche...pues el problema es más agudo, porque, la combinación de azúcares y proteínas, dentro del cuerpo, es anabolizante, es decir, induce a la actividad de las glándulas sexuales, elevando los niveles de testosterona.
Mientras se es niño, las glándulas sexuales apenas tienen actividad, pero, la alimentación puede inducir a un desarrollo precoz de las mismas, o a un atrofiamiento, en algunos casos.
La alimentación basada en una gran cantidad de azúcares y carne, predispone al individuo a ser más impulsivo, mas violento, más precoz a nivel sexual y, por tanto, a la pérdida precoz de las energías sexuales, que perjudica el correcto funcionamiento de la propia glándula pituitaria y de la tiroides, que llevan al individuo, finalmente, a la depresión. Una dieta rica en azúcares y en carnes, ya no es buena de por sí para un adulto, pero para un niño, no es nada recomendable.
Dijo el Dalai Lama: " Enseñad meditación a todo niño de 8 años y terminaréis con la violencia en una sola generación"
La pérdida del semen, rico en zinc, fructosa, vitaminas...genera un mal funcionamiento de la tiroides, la cuál genera una hormona, llamada, Tirosina, que regula ,en parte, nuestro estado de ánimo, nuestras ganas de hablar y comunicarnos.
Uno de los síntomas de depresión, es la falta de deseo de hablar.
Por otro lado, la pérdida de la vitalidad sexual, induce a un mal funcionamiento de la pituitaria, que genera menos dopamina, una hormona que tiene que ver con el estado de ánimo, así como, otra hormona, la serotonina, cuyos niveles bajos también induce al individuo a un estado de ofuscación y depresión.
El mal funcionamiento de la pituitaria, genera todavía más descontrol en las glándulas sexuales, que tienden a generar más testosterona, que a su vez, induce más al deseo sexual y a la ira. El individuo se vuelve más impetuoso, más instintivo más violento, más lujurioso, más nervioso. Debido al exceso de testosterona, se vuelve más promiscuo y ello le lleva a un desgaste todavía mayor de su vitalidad y al mal funcionamiento de su pituitaria y su tiroides, así como de los riñones y las glándulas suprarrenales, que generan cada vez más, cortisol y adrenalina, hormonas relacionadas con el estrés y el miedo y la violencia.
Este proceso lleva al individuo a una escalada de auto destrucción sutil y en silencio, más o menos intensa, más o menos brutal, que nos daña y nos degenera a nivel humano.
Esta es la causa por la que cada vez, el mundo es un infierno y vayamos a donde vayamos, no encontramos más que problemas y gente agonizando, por doquier... tratando de sedarse con drogas, alcohol, pastillas...o gente intratable, ya sea en el trabajo, en casa, en la calle, en el colegio...gente enferma, agonizando, en secreto...
La sociedad actual está formada por gente enferma, en un canto de delirio agonizante, donde, lo único que podemos dar a los demás, son problemas y más problemas y nada más que problemas.
Hay personas, que, definitivamente, se dan cuenta de esta situación y deciden salir de ese holocausto, pero, normalmente, son personas que han tocado fondo y que han sufrido ese proceso destructivo y necesitan o buscan regenerarse a nivel psicológico, a nivel emocional, a nivel humano y huyen de la sociedad, en busca de algo que les permita recuperarse.
Normalmente, buscamos ayuda en la religión, o en alguna filosofía, o en las drogas... pero, nada de estas cosas pueden regenerar al ser humano, cuando la destrucción ha llegado a niveles desorbitados, en la mente, en las emociones, en su cuerpo...y, cuando ese proceso se ha iniciado, mismo en la niñez, e incluso antes, por causa de terceros.
La regeneración de un individuo pasa pues, por un proceso integral de regeneración a nivel psicológico, emocional y a nivel físico.
Un camino de regeneración debe contemplar una recuperación a estos tres niveles, incluyendo una fuerte disciplina física, eliminación de malos hábitos y comportamientos, meditación, alimentación y ayuda espiritual y moral.
Las cosas no son fáciles, pero no imposibles.
El camino es intenso y se necesita mucha voluntad, esfuerzo, pero sobre todo, guía, conocimiento, información para dedicar nuestro tiempo y nuestro esfuerzo, en algo que realmente da resultados.
He aquí la importancia de tener a una persona, que tenga experiencia acerca de nuestros problemas y necesidades, así como el conocimiento y la sabiduría adecuadas para superar esos problemas y abreviar la búsqueda, la práctica, el método, para lograr resultados.
Hoy día, hay muchas personas, con buenas intenciones, que desean ayudar a otras personas, pero no tienen la suficiente experiencia, sabiduría o conocimientos y se ponen a hacer de gurús, cuando, en realidad, no han logrado superar sus propios obstáculos y debilidades. Son ciegos guías de ciegos.
Por otro lado, tenemos personas que sí tienen conocimiento y alguna experiencia y pueden ayudar, pero no tienen motivación o su motivación es materialista y por último, tenemos a personas que si tienen sabiduría y motivación para ayudar, pero no tienen exactamente la experiencia acerca de nuestros problemas.
Esto sucede por ejemplo, con guías y gurús que vienen de oriente y no conocen nuestra psicología occidental y nuestra forma de vida. No saben lo que es la droga, el alcohol, no saben lo que es el estrés, el trabajo, la familia...no conocen nuestra forma de vivir, nuestras costumbres, nuestras tradiciones, nuestro modo de pensar.
No es nada agradable perder el tiempo y el dinero o nuestras energías, en algo que no da resultados ni fruto alguno.
Sea como sea, es importante comprender el grave error de excluir, de un camino de regeneración, la disciplina física, la alimentación, de la parte psicológica, emocional y espiritual.
Incluso, cuando el daño del individuo a nivel físico y neurológico no ha sido muy destructivo y sólo se trate de una regeneración a nivel emocional y mental, la meditación, la oración... son mucho más efectivas, si las combinamos con una disciplina marcial, física y una correcta alimentación
El progreso de regeneración de un individuo, es muy lento y tortuoso, si éste sólo pretende regenerarse orando o meditando, o sólo con la alimentación, o sólo con medicamentos, o sólo orando a Dios y encendiendo velas, o flagelando, castigando y reprimiendo su cuerpo.
Hay que combinar diferentes disciplinas, pero ninguna que contemple la flagelación del cuerpo, la tortura, el martirio, el daño y el aislamiento total del individuo, salvo que esto sea algo plenamente voluntario y necesario.
La meditación combinada con una fuerte disciplina física y una adecuada alimentación, es una manera íntegra de soluciones.
El problema va más allá de la mente, es un problema también, químico, hormonal, físico que no puede ser solucionado solamente con oraciones, ni ritos, ni meditando, sentados, durante horas, volvemos a recarcar.
La meditación sentada, sin disciplina del cuerpo, lleva al cuerpo a una fuerte degeneración muscular y química de nuestro cuerpo, que perjudican a nuestro cerebro, que es, precisamente, el que debemos regenerar.
Esto es lo que le sucede a los meditadores que pasan horas meditando, sin ningún tipo de disciplina ni actividad física, sentados e inmóviles, urante largos períodos de tiempo.
Las consecuencias son las mismas, además de frecuentes:
Debilidad muscular, degeneración de articulaciones y ligamentos, estancamiento de la sangre en zonas inferiores, en el abdomen, estómago, intestinos, zona reproductiva...que conducen al estreñimiento, obesidad, desgana física de hacer esfuerzos y caminar, por ejemplo, cáncer de próstata, de vejiga, de intestinos, de estómago, de médula ósea, problemas renales y hepáticos...
El estar largo tiempo sentados, todos los días, sin actividad física, bloquea las energías, los canales internos y, al final, la meditación se estanca y no se progresa.
En vez de meditar la persona está en un estado de somnolencia, dormitando.
Cuando esto sucede, por mucho que forcemos la meditación, estando sentados, no progresaremos.
Lo mejor es levantarse y ponerse a caminar, o hacer algún tipo de Chikung, yoga, postraciones... algo que permita restablecer y estimular la energía hormonal, la cuál decrece por falta de estimulación y tonificación física, falta de alimentación y falta de percepciones sensoriales.
Seoan Judith Nath
En Panillo, a 28 de abril de 2021.
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