¡No odies!.
El odio es el resultado del miedo, de la ignorancia, del orgullo y de la ira que surge como consecuencia de la frustración, que a su vez, surge de los obstáculos y las dificultades, que ponen a prueba nuestra paciencia, nuestra tolerancia y nuestra sabiduría y la capacidad de nuestra mente para buscar salidas, opciones... estimulando la inventiva y la creatividad.
La mente aprende mejor cuando tiene obstáculos y dificultades, siempre y cuando, éstos no sean violentos y traumáticos, porque, entonces, la mente se bloquea con el miedo y así, pierde la capacidad de resolver los problemas.
La mente solo puede resolver problemas cuando se haya en paz pues, en ese estado de paz, la mente tiene siempre una solución para cualquier obstáculo o dificultad que se nos presente.
Todo obstáculo o dificultad externa, está normalmente unida a un obstáculo o bloqueo interno causado por el ego y el ego jamás busca soluciones sencillas y pacíficas, el ego busca, crea y magnifica los problemas y los obstáculos porque, de esa manera puede justificar que su única solución es siempre el conflicto, la guerra... es decir, confrontación y más dificultades.
El ego jamás busca soluciones, sino, causas para perpetuar los problemas, los obstáculos y las dificultades.
Una mente agitada, llena de odio, miedo, ira, deseo... no desea otra cosa que todo se solucione como desea el ego y el ego es egoísmo, satisfacción personal, placer, seguridad material que le asegure estar cubierto y lleno de provisiones materiales para asegurar y garantizar su bienestar, la satisfacción de sus placeres, su confort y sus necesidades, sin tener en cuenta las necesidades y los deseos de los demás, a quiénes considera competidores y por tanto, obstáculos para su propia satisfacción y su supervivencia, la supervivencia del cuerpo, que es quien le proporciona todas las sensaciones y le dice lo que es deseable, codiciable, necesario.
El ego se apega a todo aquello que proporciona seguridad material y a todo aquello que garantiza o posibilita satisfacer sus deseos y necesidades. El ego es un deseo obsesivo producido por miedo a la carencia.
Los obstáculos son siempre una prueba para el ego, una amenaza para el ego, un problema que no sabe resolver si no es aniquilando el obstáculo que obstaculiza o dificulta su deseo, produciéndole frustración.
La consecuencia de la frustración es la ira y de la ira, el odio y del odio, la falta de paz y de la falta de paz, la falta de dicha y de amor, que es lo que realmente proporciona felicidad y satisfacción a nuestro espíritu, a lo que somos realmente.
El ego es un monstruo, una entidad cuya razón de ser es el miedo, la ignorancia y el deseo egoísta mas allá de lo que es realmente necesario.
Las necesidades existen, son reales, nuestro cuerpo necesita calor, confort, comodidad, necesita abrigo, alimento y, como consecuencia, es lógico que luchemos por satisfacer estas necesidades, pero si ello conlleva obsesión o desesperación y un deseo incontrolado de acumulación y riqueza, hasta el punto de olvidar las necesidades de los demás y de explotar a los demás o esclavizarles, si es preciso, para lograr acumular y lograr confort y riqueza y cosas innecesarias... entonces hay un problema y ese problema u obstáculo, tarde o temprano, va a tener un obstáculo que se manifieste externamente, como reflejo del estado interior de deseo obsesivo, codicia e insatisfacción constante en que vivimos los seres humanos.
La prueba de que vivimos insatisfechos y que luchamos por cosas innecesarias, lo demuestra el hecho, de que aún y teniendo todo lo necesario, no conseguimos ser felices y cada vez somos más infelices e insatisfechos en todo, llenos de frustración creciente, ira, odio, rabia, celos, envidias.... ¿Porqué?
Porque nos olvidamos de algo fundamental: La verdadera felicidad la da la capacidad de ser humanos y vivir en paz interior, sin odio, sin ira, sin frustración, sin celos...
Tratamos de sentirnos satisfechos y llenos, satisfechos, satisfaciendo los deseos y las obsesiones de una fuerza o entidad egoísta obsesiva, territorial, que lucha obsesivamente por satisfacer el cuerpo y con ello, de esa manera, interpreta lo que es ser feliz, pero, la realidad, una vez más nos demuestra, que las personas mas felices no necesitan ser ricas materialmente. La felicidad es una condición interior de la mente, una aptitud de contento y satisfacción que emana de dentro y nos permite estar alegres y optimistas y tener una actitud de claridad y apertura para resolver los posibles obstáculos que se nos pueden presentar en nuestro diario vivir.
Un obstáculo es una señal que no debemos ignorar o destruir. Normalmente es una señal de algo que nosotros mismos hemos creado, una señal de que hay algo que corregir, no evadir o atacar, es un karma que debemos afrontar con reflexión y serenidad, algo de lo que debemos extraer una enseñanza, algo que debemos leer para nosotros mismos, con objetividad, con exactitud, un mensaje que indica un estado interno de apego, aversión y aferramiento a algo de la vida, una obsesión o compulsión obsesiva de un determinado ego de nuestra mente, que nos impulsa a ser y a vivir más allá de lo realmente humano y necesario, a costa, incluso, de causar con nuestra actitud y nuestra manera de vivir, daño a los demás y a nosotros mismos, aunque no nos demos cuenta... pero, ¡Todo es cuestión de tiempo!
El karma, la ley de causa y efecto siempre actúa y, tarde o temprano, las consecuencias de nuestra forma de vivir se manifiestan. Esta es la verdad y nadie, llegado el momento puede escapar a verse a sí mismo en la situación, que uno mismo ha creado.
La mejor manera de hacerlo, es: Reflexionando y buscando paz interior y dejar los hábitos inhumanos que el ego ha instaurado en nuestra vida. Pero también, algo no menos importante: "Compensar nuestro karma haciendo el bien y ayudando a los demás, física y materialmente "
Ni los psicólogos, ni los psiquiatras, ni las terapias de moda pueden sacarnos del vació existencial en que vivimos, ni evadirnos, ni destruirnos a nosotros mismos
La privaciones, los obstáculos, las dificultades, los problemas... son como señales de tráfico que debemos saber interpretar, para conducirnos en la vida de una mejor manera, o para tomar un rumbo adecuado.
Por último. Si tenemos problemas y dificultades, no se lo digáis a nadie, debemos aprender a interpretar nosotros mismos, solos, esas señales, nadie debe hacerlo por nosotros ni influir en nuestras decisiones, ni nadie tiene derecho a hacernos sentir culpables o a juzgarnos por las decisiones que tomamos, sean acertadas o no.
La sociedad y los amigos, la familia..., normalmente siempre desean lo mejor para nosotros, pero no siempre están en lo cierto y no siempre entienden que una persona quiera tomar un rumbo diferente a la corriente que sigue la sociedad, sus costumbres y convencionalismos.
A día de hoy, la sociedad acepta que una persona robe, beba , se drogue, sea un pervertido... es algo normal, o que viva para trabajar, se case, tenga hijos y vaya a comer con los suegros el fin de semana...y, finalmente, acepta también, que acabes en un psiquiatra tomando pastillas para curar la ansiedad que genera a algunos seres humanos, el vivir la vida que vivimos.
Todo esto está dentro de las costumbres y de los hábitos sociales y no hay nada que objetar.
Pero, cuando una persona, quiere tomar cartas en el asunto y atajar el problema de raíz y decide ponerse a meditar, o llevar una vida menos materialista y menos social, pero sin tomar drogas ni ser un alcohólico, o un rebelde delincuente... entonces, toda la sociedad, empezando por la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, los vecinos y los camaradas y compadres de juergas y tertulias... no te comprenden y se ensartan en una cruzada de buenos consejos acerca de lo que debes o no debes de hacer, (según su experiencia o, simplemente, por su ignorancia y sus miedos y su falta de conocimiento y falta de experiencia). De repente, todo el mundo es sabio y puede permitirse el lujo de dar consejos e influir e interferir en la vida de una persona...¡Es lamentable, terrible!, pero es un camino tortuoso y amargo, lleno de juicios, criticas y culpabilidad que, normalmente termina con todo intento razonable de cambiar tu vida y volverte mas humano.
Por mi propia experiencia y la de otros, si tienes problemas o dificultades, ¡Jamás se lo digas a nadie! Tus enemigos se alegrarán y tus amigos tendrán motivo para dirigir y gobernar tu vida y meterse en lo que no les incumbe.
Las decisiones personales debe tomarlas siempre, uno solo.
Si uno esta convencido de algo, ¿Qué necesidad hay de estar consultando a otras personas? ¿Es que, acaso, saben ellos mejor que nosotros lo que más nos conviene?
Por supuesto que debemos sentirnos seguros en nuestras decisiones, pero si solos no conseguimos tomar decisiones, entonces hay duda, incertidumbre , miedo, inseguridad, temor, cobardía, apego, miedo a dejar la vida segura al lado de papá y mamá, al lado de la mujer, los hijos, la posición social, el estatus, la imagen social.... Hay muchos apegos a los que enfrentarse, de eso no hay duda. Pero, si consultamos a otros, añadiremos sus propios apegos y sus propios miedos y su propia ignorancia y terminaremos encontrando razones para considerar que estamos locos y debemos hacer lo que otros nos aconsejan, no lo que nosotros mismos sentimos, en lo más profundo de nuestro fuero interno, o en lo más profundo de nuestro corazón.
Es muy raro que un obstáculo sea realmente insalvable y si lo es, puede ser porque no existe realmente, o porque en el fondo, no queremos darle solución o, por último, porque no tenemos la actitud necesaria o la serenidad necesaria para ver sus posibles soluciones.
Sea como sea, la mejor manera de no resolver un problema es, echando la culpa a los demás, buscando responsabilidades, juzgando y culpando a todos, incluido a nosotros mismos.
Un problema u obstáculo tiene causas externas, por supuesto y causas internas a los que están asociados.
Culpar a los demás solamente, no es correcto. Culparse o juzgarse a uno mismo, tampoco lo es.
Juzgar y culpar a los demás y a uno mismo, tampoco lo resuelve.
Tomar decisiones en un estado alterado, es otra manera de complicar una situación. Entonces, ¿Qué hacer?
¿Qué nos dice nuestro sentido común?
Cerrar los ojos, respirar profundamente, tomarse un respiro, desconectar, buscarse y encontrarse a uno mismo... Eso es.
¡Pero la sociedad no lo entiende.! ¡Vaya por Dios! La familia te dice:¡déjate de tonterías, lo que te hace falta es casarte, tener hijos y asunto arreglado. Vete al médico, que te de unas pastillas y listo!
Los amigos te dicen: ¡Pero hombre, ven a tomarte unas copas y a echar un partido o jugar a las cartas(no es mala idea, pero no es suficiente).
La novia te dice:¿pero, es que no me quieres, no te vas a casar conmigo....? No ves que vas a perder tu trabajo... ¿Qué van a pensar nuestros padres? ....
La mujer te dice: ¡Pero, tenemos que pagar la casa, el coche, vestir y dar de comer a los hijos, pagar las actividades....! ¿Qué van a pensar nuestros padres, los vecinos...? ....
Bueno, a decir verdad, si uno tiene una mujer e hijos, eso sí que es un gran problema, casi insalvable, pero para el resto casi siempre existe solución si tenemos determinación.
Cuando existe un matrimonio e hijos, la solución no es fácil, pero tampoco imposible, si hay diálogo y si hay medios materiales para pasarle una buena pensión a la mujer y a los hijos....
La familia y los amigos, si éstos no están desvalidos, es algo que no debería ser un obstáculo insalvable para nuestra independencia existencial...
Seoan Judith Nath
En Panillo, a 22 de enero de 2020
Comentarios