Lo primero para meditar, es aprender a sentarse y mantener la postura correcta, sin moverse y sin experimentar molestias que puedan ser un obstáculo para intentar relajarse.
Lo primero es, por tanto, aprender a sentarse correctamente, la postura, en actitud natural, que no origine tensión y molestias.
Si surgen molestias, dolor, cansancio...no podremos relajarnos físicamente, ni pasar a la siguiente fase, que es, dirigir la atención, sin distracción, sobre un soporte, que suele ser nuestra respiración o la percepción de nuestro cuerpo, sus sensaciones, sus tensiones, sus molestias... que son producto o cristalización de las tensiones y agitación de los pensamientos y emociones .
La siguiente fase del proceso de meditación, sería, observar el pensamiento y las emociones y esto solo es posible, si hemos aprendido y dominado la primera fase, que, como hemos dicho, es, aprender a mantener una postura correcta, sin tensiones y dirigir la atención hacia un soporte, como la respiración, sin que la atención se vaya o evada de dicho soporte.
La Tercera fase de la práctica de la meditación, es observar los flujos energéticos del campo vital de nuestro cuerpo y la cuarta fase, sería el Shamadi´la iluminación permanente de la conciencia.
El problema de los pensamientos y emociones, es que se producen muy rápido, e incluso, a nivel subconsciente y son difíciles de observar o captar y menos, cuando nuestra atención está siempre captada y dirigida hacia las percepciones externas, nunca tenemos tiempo ni ganas de cerrar los ojos y dirigir nuestra atención, de manera consciente, para saber como nos sentimos, emocional y mentalmente, para captar las emociones y los pensamientos.
Cuando cerramos los ojos, es, casi siempre, para quedarnos dormidos o para intentar dormir porque nos sentimos cansados y estresados, pero no somos capaces de relajarnos, porque la atención se focaliza en las preocupaciones, las proyecciones de los deseos, miedos y las experiencias vividas.
Al hacer esto último, las tensiones no desaparecen, porque la atención descontrolada nos impide desconectar la conciencia de algo que, en realidad, ya pasó o todavía no ha sucedido y es la causa que origina tensión y preocupación, agitación, ansiedad...
Es decir, la mente, nos lleva siempre hacia el pasado o al futuro y nunca nos permite analizar con serenidad y atención, nuestro estado emocional, mental y físico que tenemos en ese momento, aún y cuando, las causas que han producido esas tensiones o estado alterado, ya no están, han desparecido, han sucedido, solo quedan su recuerdo, en nuestra mente.
Por dicho motivo, debemos de entrenar la atención y dirigirla y mantenerla, de manera voluntaria, hacia un objeto de observación que no origine más tensión, es decir, no a lo que pasó o va a pasar, sino, al resultado de lo que pasó o supuestamente, va o iba a suceder y que es lo que está causando que estemos en tensión, en el presente.
Es decir, debemos observar el resultado, observar las tensiones físicas, desconectar la atención de la fuente de preocupación y dirigirla hacia el resultado o cristalización del problema, sobre nuestro cuerpo y la agitación de nuestra mente y de nuestras emociones.
No sirve de nada dirigir la atención sobre la causa, sino sobre el resultado.
Además, el pensamiento y las emociones, son difíciles de observar y controlar, porque, como hemos dicho, son muy rápidas y difíciles de captar, porque, además de producirse a nivel subconsciente, no pueden verse, ni tocarse, ni percibirse y por tanto, observarse y analizarse.
Es mas fácil, sin embargo, observar, captar, percibir y analizar una tensión o sensación física y con ello, captamos el resultado, desconectando la atención de la fuente o causa, porque de esta manera, es la única forma en que podemos relajarnos y deshacer las tensiones físicas o cerebrales que se han producido.
Para desconectar voluntariamente la atención descontrolada e involuntaria, de la fuente del problema o problemas, que causan las tensiones físicas, que son el resultado y están en el presente, debemos aprender a dirigir la atención al presente y al resultado que permanece real y palpable, a nivel físico.
El resultado de una experiencia desagradable, permanecen ,por supuesto, también a nivel mental y emocional y sigue causando tensiones físicas, aún y después de que la experiencia ha cesado o desaparecido, o todavía, ni siquiera se ha dado.
Sufrimos tensiones físicas, que quedan cristalizadas en nuestro cuerpo, en forma de tensiones y contracturas físicas y cerebrales, por cosas que ya han pasado o todavía pueden pasar, o no sucederán nunca y sólo existen porque la mente las imagina o las recuerda.
La mente es como la memoria de un disco duro, todo lo que sucede, lo almacena y lo revive.
La mente jamás olvida ninguna experiencia, pero lo peor es, que puede imaginar cosas y hacer que suframos por ellas, aún y cuando no han sucedido o éstas han dejado de existir.
Pero, sea como sea, la mente graba en el cuerpo, en forma de tensiones físicas y contracturas, todas las experiencias que han producido aversión, dolor, rechazo, trauma.
La meditación comienza, por tanto, por adiestrar la atención para captar el resultado y deshacerlo, desviando la obstinación de la mente, de buscar el recuerdo guardado en la memoria, que impide, que esas tensiones desaparezcan y nos permita, aunque sea de manera puntual, lograr estar algo relajados, aunque sea para poder conciliar el sueño y descansar, o para estar en paz, simple y llanamente.
El proceso de la meditación, comienza con el adiestramiento de la atención hacia las sensaciones o cristalizaciones en nuestro cuerpo y no en los pensamientos y emociones, ni en el análisis o recuerdo de las experiencias.
Esto sería en una fase muy posterior, que surge como facultad del desarrollo de la primera fase, de observar, con atención, las sensaciones del cuerpo, sin reaccionar, sin juzgar, sin procesar, manteniendo el cuerpo en una postura de inmovilidad, pero de manera relajada y cómoda, sin perder la atención en el soporte de atención, que, como hemos comentado, suele ser la respiración, inicialmente y luego, las sensaciones del cuerpo, posteriormente.
Inicialmente, se entrena al cuerpo en mantenerse quieto, cómodo, en una postura sentada, en el suelo, con las piernas cruzadas.
Esto, para nosotros, los occidentales, no es tan fácil, porque nunca adoptamos esa postura, con la espalda erguida y las piernas cruzadas, sentados en el suelo.
Los orientales lo hacen desde pequeños.
Por otro lado, nunca nos sentamos, ni de esa manera, ni de ninguna otra, para estar con los ojos cerrados, quietos e inmóviles, para observar nuestra respiración o nuestras sensaciones, durante largo tiempo, ni siquiera dos minutos. Mucho menos, si tenemos que hacerlo durante dos horas seguidas o todo el día, durante varios días.
Cuando cerramos los ojos, es, como dijimos, para quedarnos dormidos y soñar y continuar, a nivel inconsciente, el proceso descontrolado del pensamiento de la mente.
Aprender a meditar y beneficiarse de sus resultados, a niveles de llegar a ser conscientes de nuestros procesos mentales y emocionales y controlarlos, tiene un largo proceso, pero, no es necesario llegar a esos niveles, para beneficiarse del aprendizaje de la meditación, a niveles menos exigentes.
Por ello, existen técnicas sencillas, que han sido creadas con finalidades menos exigentes y con menor esfuerzo, como es el caso del mindfulness y otras técnicas de meditación, como la recitación de mantras, música, sonidos, cantos, plegarias, rituales...que pueden llevar a un estado de relajación puntual, con menos dedicación, e incluso, con menos disciplina física, porque pueden ser realizados en una postura sentada sobre una silla, e incluso acostados...
No pueden ser considerados como técnicas de meditación, sino, más bien, como técnicas de relajación.
La meditación tiene como finalidad, la purificación de la mente de todas las experiencias del pasado, que han generado apego, aversión, odio, miedo.... y la liberación de todo deseo del cuerpo, para poder renacer en otros planos sutiles ,no físicos.
Esto requiere entrar en los niveles más profundos del subconsciente y el infra consciente, en estados muy profundos de meditación.
Esa es la finalidad con la que la practican los monjes, dedicados, íntegramente, en todo su tiempo y todas sus vidas, o personas que desean un cambio interior profundo.
La meditación es una técnica, que lleva a la transformación total de la personalidad mundana y cambia a la persona en sus objetivos y en la visión de lo que es la vida.
Esto, puede ser de ayuda para ciertas personas, con problemas de carácter, o que están excesivamente apegadas al cuerpo, a la materia, a los deseos, a los negocios, o que tienen problemas compulsivos o sufren adicciones...ladrones, asesinos, adictos a las drogas, al sexo, violadores, estafadores, personas con mucha codicia, ambición y protagonismo, personas agresivas, llenas de odio, rencor, envidia...
Como dijo Jesucristo: "No he venido a salvar a justos, sino a pecadores"
La meditación, en estos casos, es el único arma que puede lograr la transformación de una persona con ese tipo de problemas, no es la cárcel, ni el castigo, ni siquiera represión moral alguna, ni religión alguna, ni preceptos de la clase que sean.
La moralidad, el castigo, la represión, los mandamientos y códigos de conducta, por sí solos, jamás han transformado en un santo, a ningún psicópata, a ningún enfermo mental, o a alguien, que simplemente, ha sido víctima de traumas y malos ejemplos de otras personas, o de la misma sociedad.
Pero, sin embargo, para una persona que no tiene esos problemas, una persona normal, que tan sólo tiene problemas debido al estrés y a las preocupaciones normales de la vida, la meditación, a esos niveles tan profundos, no sólo es innecesaria, sino, que incluso, puede ser hasta contraproducente, pues puede llevarnos a una visión de la vida muy despreocupada a nivel material y eso, en Occidente, es casi imposible, salvo que hayas heredado una gran fortuna o te haya tocado el gordo de la lotería.
Existen responsabilidades y necesidades que tenemos que cubrir y para ello, debemos obtener nuestro sustento, de manera honrada, por supuesto, trabajando o haciendo algo útil.
No podemos vivir como monjes, ni vivir en una cueva.
Necesitamos cierto confort para vivir para que nuestro cuerpo no enferme, necesitamos alimentos, vestidos, un cobijo, calor en el invierno...En definitiva, salvo lo anteriormente dicho, o que seamos personas realmente con problemas a nivel humano, la meditación no es realmente necesaria.
Por otro lado, sería contraproducente, en personas muy pasivas, o que tienen problemas de tipo depresivo, o con tendencias de tipo existencial, que les impide ver sentido a la vida y que tienden a evadirse con drogas y alcohol o cualquier otro medio de evasión, como los negocios o cualquier evasión que se nos ocurra, pero, especialmente, si esa evasión es una evasión destructiva, por causas de tipo depresivo.
Para ese tipo de personas, es mejor combinar una disciplina de tipo físico, con técnicas de meditación no depresivas o sedantes, porque, de lo contrario, su estado de pasividad y los problemas depresivos y existenciales, podrían agravarse.
Al Buda Sakiamuni, le preguntaron: ¿Qué has ganado con la meditación?
Él contestó: " NO HE GANADO NADA, PERO HE PERDIDO TODO DESEO, TODO APEGO, TODA AMBICIÓN, TODA CODICIA, EL ORGULLO, LA IRA, EL MIEDO, LOS CELOS, EL RENCOR, EL ODIO, LA AVERSIÓN, LA LUJURIA..."
Las meditaciones sedantes, deprimen el sistema nervioso. Esto es un hecho.
Su finalidad es liberar al individuo de todo deseo y eso, a nivel hormonal, significa, que los valores de testosterona, dopamina, noradrenalina caen en picado, aún y cuando, los niveles de serotonina se mantienen.
Pero, sin embargo, la conversión de serotonina en melatonina, que es lo que induce al sueño y a estados profundos del sueño, disminuye.
Por ese motivo, los meditadores duermen 5 horas, no más, aunque el sueño sea muy reparador, debido, a que en realidad, el cerebro gasta menos energía durante el día, porque la meditación hace que el cerebro esté más relajado y por eso se necesitan menos horas de sueño para reparar las neuronas y el cuerpo.
El sueño es reparador, aún y cuando se duermen menos horas y no se alcance un estado profundo de sueño Rem. Los sueños son más lúcidos y conscientes y menos agitados.
Los sueños son una continuación del estado mental de la vigilia. Si en la vigilia estamos mas relajados, pero más conscientes, los sueños tendrán la misma naturaleza.
Existen muchas técnicas de meditación, unas sedantes y otras no sedantes. Unas tántricas rituales y otras no tántricas.
Las tántricas se engloban dentro del Budismo Tibetano, pero dentro de las tántricas, las hay sedantes y no sedantes.
Dentro de las tántricas y sedantes, tenemos prácticas, como la meditación de Tchenresig, el Buda de la compasión y la meditación de Tara, que es el aspecto Femenino, equivalente a la virgen, en nuestra tradición Cristiana, que nos ayuda a disipar miedos y a generar confianza y protección. Estas meditaciones trabajan sedando o apaciguando la energía de Kundalini, las emociones y los deseos.
Aunque también hay meditaciones no tántricas, dentro del Budismo Tibetano, como el Shiné Lanntog(Una variante de la meditación Vipassana, que pertenece a la tradición Hinduista, dentro del Budismo Teravadha), o la meditación del "Mahamudra", o la meditación en movimiento, llamada Tong Leng, que significa "Dar y tomar". Esta meditación, consiste en imaginar , que cuando inspiras, tomas todo el sufrimiento de los seres que te rodean y cuando expiras, les das amor, luz y compasión. Es muy útil para deshacer el rechazo y la aversión, el odio, la aversión, el rechazo, las fobias.
Existen meditaciones basadas en mantras, cánticos y plegarias. Los cánticos y plegarias, suelen ser apaciguadores, relajantes, pero dentro de los mantrans, algunos son sedantes y otros, excitantes de Kundalini.
Dentro de las relajaciones sedantes, no tántricas, fuera ya del Budismo Tibetano, podemos englobar las siguientes:
- La meditación Vipassana. Esta meditación pertenece a la rama Budista - Hinduísta "Teravadha"
- La meditación Zen, que pertenece al Budismo Chino Japonés.
Estas meditaciones son las que más se han extendido en Occidente y, por tanto, las más conocidas. Dentro de ellas, existen variantes y adaptaciones modernas, como el Mindfullness y otras, como la meditación en los cinco centros de energía del cuerpo.
En la meditación Vipassana y en la meditación Zen, el vehículo o soporte de atención es la respiración, las sensaciones del cuerpo o la postura del cuerpo. No hay visualizaciones, ni invocaciones, ni ritos de ninguna clase, ni culto a ningún dios o deidad. No hay imágenes, ni velas, ni altares, ni oraciones.
Están desligadas de todo contenido devocional o religioso, aún y cuando se rigen por códigos éticos de conducta, basados en las enseñanzas del Buda.
Estas meditaciones, son, por tanto, apropiadas para todas las personas, al margen de su religión o credo, porque no entran en aspectos de fé o creencias y no generan conflicto a esos niveles, ni siquiera en el código ético de conducta, porque este código es similar en todas las religiones y cultos, que predican el bien y la paz y la armonía.
Las meditaciones Tántricas, por el contrario, incluyen la devoción o el culto a alguna deidad, generalmente Budista o Hinduísta y pueden entrar en conflicto o no ser bien entendidas o asimiladas por los practicantes o seguidores de otras religiones y cultos, como puede ser nuestra propia religión Cristiana católica, que es, además, una religión monoteísta, al contrario de lo que sucede en el Budismo o en el Hinduísmo.
Hasta aquí, pues, hemos englobado y hablado de la mayoría de los tipos de meditación conocidas, aunque, como hemos comentado, existen variantes y adaptaciones, más bien modernas y no tradicionales ni milenarias, al contrario de lo que sucede con la meditación Vipassana, la meditación Zen y las meditaciones tántricas del budismo Tibetano.
Por último, decir o subrayar la importancia de que, para aprender una técnica milenaria y alcanzar todas las fases que se producen en el largo proceso de transformación y experiencias enunciadas al principio, debido a la práctica de la meditación, es importante que comprendamos, que estas técnicas, requieren, para ser aprendidas y correctamente practicadas, la iniciación y aprendizaje en retiros intensivos de meditación, en régimen de absoluto silencio, durante 10 ó más días, desde muy temprano, antes de salir el sol, hasta al anochecer, con la presencia de un maestro o un asistente avanzado.
La práctica de la meditación tiene sus riesgos, especialmente en retiros intensivos y por personas noveles. Las entidades que ofrecen o enseñan estas técnicas, forman parte de una escuela tradicional y milenaria, que se va heredando y transmitiendo de maestro a maestro y de maestro a discípulos.
Son cursos siempre presenciales y bajo la atenta mirada y supervisión de un maestro. Son entidades sin ánimo de lucro, que normalmente, cobran la voluntad o lo necesario para pagar el alojamiento y la manutención del alumno. No son cursos de pago online, en donde se ofrecen diplomas y certificados de horas, ni cursos de menos de un fin de semana, si son presenciales. No se ofrecen diplomas ni certificaciones, para que, después, esa persona se dedique a dar clases de meditación por su cuenta, a nivel particular, cobrando dinero por ello y poniendo su título , enmarcado, en la sala, para que lo vean todos los asistentes a sus clases.
Hoy en día, podremos encontrar por internet, esta clase de cursos, pero recordad, simple y llanamente, que eso no es serio y es solo una manera de hacer dinero, mercantilizando técnicas milenarias y tradicionales, que solo se enseñan en los templos, o en fundaciones y organizaciones sin ánimo de lucro y nunca a nivel particular, sino, dentro de una organización, normalmente extendida y reconocida a nivel mundial.
Sus profesores asistentes, no pueden serlo, sino llevan , al menos, 15 retiros de meditación. Ósea, sino son practicantes avanzados y reconocidos y autorizados por la organización.
A continuación, os dejo el siguiente enlace, de la fundación para la transmisión de la meditación Vipassana.
Centros de meditación Vipassana
En Panillo, a 10 de Agosto de 2021.
Seoan Judith Nath (Manuel Vázquez)
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