Las conexiones kármicas entre las personas y los seres.
El cariño y el amor están más allá de una relación carnal.
Una pareja pueden vivir juntos, tener relaciones sexuales, pero estar totalmente fríos y distantes, y exentos de cariño o amor. En realidad, no existe una atracción de afinidad espiritual, sino, una atracción meramente física, o una atracción de meros intereses convencionales.
El cariño y el amor siempre son cálidos.
El cariño y el amor nos hace dar la vida por una persona, aunque no tengamos ninguna relación carnal o ningún parentesco y están basados en lazos de afinidad, simpatía y amorosa amistad y en lazos de fraternidad.
El cariño y el amor están fundamentados en lazos más fuertes y duraderos, que una relación fría, esporádica, instintiva y explosiva que sucede en una pareja, como consecuencia de un deseo sexual puntual. El cariño y el amor son conexiones eternas entre las almas de una o más personas.
Además, la pasión sexual va decayendo, porque el hombre va desgastando su potencial sexual y llega un momento en que apenas tiene deseo y va perdiendo atracción hacia su pareja.
Llegados a este punto, la mujer llega a sentir que su pareja no la ama o no siente interés por ella, e incluso, surge la desconfianza de si su pareja busca a otras mujeres para despertar su libido y empieza una fase de enfriamiento súbito de la relación, que estaba basada únicamente en el deseo y la satisfacción sexual.
La mujer le dice: ¿ Es que ya no te gusto, es que ya no me quieres, no me amas?
Y él contesta: En realidad no te amo, ni te quiero, ni te deseo.
Antes te deseaba, pero ahora que ya no tengo deseo, ni te amo, ni te quiero, ni mi importas lo más mínimo.
Si una relación de pareja está fundamentada tan sólo en relaciones sexuales puntuales y no existe un lazo permanente de cariño y amor, esa relación está condenada al fracaso, porque no hay calor, ni luz, ni amor... que son las cosas que realmente unen para siempre a un hombre y a una mujer, aún y en la distancia, o aunque sean solamente amigos.
Si una pareja desea conservar y nutrir el lazo de amor que supuestamente los une, tienen que aprender a utilizar el sexo de manera inteligente, tal como lo enseña el Yoga Tántrico de Kundalini.
Dos personas pueden estar unidas por un lazo tan grande de amor, que el sexo pasa a un segundo plano o resulta innecesario, pero, ello no significa que el sexo no sea un instrumento para potenciar aún más los lazos de amistad, amor y cariño en una pareja para que lleguen a una unión sublime, a nivel del cuerpo y a nivel espiritual.
El sexo no es cuestión de cantidad, sino de calidad y es consecuencia de un lazo interno de afinidad, que es lo que realmente produce la unión entre dos personas.
El sexo, cuando existe afinidad y amor, simpatía, cariño en una pareja, eleva la vibración y la conexión espiritual entre ambos y establece lazos eternos, vida tras vida, de tal manera, que vida tras vida, esas personas se buscan y se reencuentran para volver a unirse.
El sexo, sin un lazo de cariño y afinidad en una pareja, no crea por sí solo, el lazo necesario para que una pareja o dos personas se sientan realmente unidas y en comunión, hasta el punto, de desear morir, si algo le ocurre al otro.
Hay familiares, e incluso amigos o personas que formaron parte de nuestras vidas, que fueron amables y cariñosos con nosotros, que nos enseñaron y educaron y nos ayudaron con cariño y ternura, que se les ama tanto, que uno daría la vida por ellos.
Si uno no siente hacia su pareja lo mismo que siente una madre por un hijo, o un padre por un hijo, entonces, no estás enamorado.
Eso es amor, eso es correspondencia, afinidad, gratitud.
El amor siempre está acompañado de estas cosas, de gratitud, de respeto y de profunda simpatía y cariño y amorosa amistad.
Dos personas, pueden, sin conocerse antes, experimentar una sensación de cariño y bienestar, cuando se encuentran, como si fueran hermanos. Una especie de comunión o conexión espiritual y fraternal inexplicable.
Es lo que se llama. “Cariño a primera vista” No es una atracción física, sino, una atracción inexplicable de amor y cariño. Cuando estás con esa persona, sientes que la conoces y sientes una conexión muy profunda y estrecha, de amor y comunión.
Existen, pues, conexiones con todas las personas con las que coincidimos o nos reencontramos en esta vida, ya sean familiares, amigos, compañeros de trabajo, de la escuela, compañeros de piso...Todas las personas con las que coincidimos, puntual o frecuentemente, en nuestro diario vivir, han tenido una conexión más o menos estrecha con nosotros, en el pasado; pero unas son más estrechas y especiales que otras.
Existen conexiones de amistad, de fraternidad, conexiones familiares, conexiones carnales, sentimentales y conexiones espirituales, entre maestro y discípulo, por ejemplo, o entre dos personas, que en el pasado, tuvieron un vínculo de unión espiritual, que nunca desaparece. También existen conexiones de recurrencias kármicas entre camaradas, que en el pasado, tuvieron una conexión recurrente de hábitos afines, ya sean de negocios, actividades, hábitos, vicios, peleas, luchas, deseos de venganza, odio, rencor...
Esto mismo sucede entre naciones. Muchas guerras entre naciones y pueblos, se deben a karmas reincidentes o recurrentes de guerras y luchas del pasado.
Existen conexiones con animales, con mascotas, que en el pasado, fueron personas humanas y formaron parte de nuestra familia.
Todas las personas y seres con las que nos relacionamos diariamente, o aquellas con las que coincidimos esporádicamente, ya sea en una tienda, en un supermercado, en la calle, en el cine o en cualquier otro lugar, han tenido alguna conexión o relación con nosotros, más o menos estrecha o más o menos indiferente con nosotros, pero, de una u otra manera, han coincidido con nosotros en otra vida.
En una ocasión, escuché decir a mi maestro, que, si andando por la calle, tropiezas con una persona, dicha persona, hace 500 años, formó parte de tu familia. Y también, que las mascotas que tenemos, han sido parte, en el pasado, de nuestra familia, de tal manera, que tu perro puede haber sido tu padre, o tu gata, tu madre...pero, todavía más sorprendente, que el pez de la pecera pudo haber sido hijo del gato o del perro.
Todos los seres y todas las personas, los animales, las plantas, los insectos...formamos parte de una rueda de renacimientos y reencarnaciones o recurrencias, en diferentes reinos y con diferentes formas de manifestación, cuya finalidad es obtener experiencias. Por tanto, no siempre renacemos como seres humanos, ni los animales, renacen siempre como animales.
Una vez, mi maestro me contó un cuento, típico del Tíbet, que suele contarse a los niños, para que respeten a los animales.
Este es el cuento:
"Érase un pastor de ovejas, que afilaba su cuchillo para matar a una oveja, a la cuál ya había escogido de entre el rebaño. La cogió y la llevó a un sitio apartado para sacrificarla. Levantando el cuchillo para degollarla, la oveja empezó a reír.
Entonces, el pastor, sorprendido, le preguntó: "¿Porqué ríes si voy a degollarte?"
La oveja le contestó:" Río porque esta será mi última reencarnación como animal y, luego, reencarnaré como ser humano"
Entonces, el pastor, decidido totalmente a degollarla, acerca el cuchillo al cuello de la oveja, pero la oveja comienza a llorar.
El pastor, sorprendido de nuevo, le pregunta: "¿Pero, ahora, porqué lloras?"
La oveja le contesta: "Lloro, porque esta será tu última vida como ser humano y renacerás como una oveja, en un rebaño y serás sacrificado tantas veces, como tantas ovejas has sacrificado siendo pastor"
Dicho esto, el pastor arrojó el cuchillo y se arrojó al suelo, abrazando a la oveja y pidiéndole perdón, jurándole que jamás sacrificaría a ninguna oveja ni a ningún animal, ni les pegaría ni maltrataría de ninguna manera.
El respeto a la vida, a cualquier forma de vida, es una de las premisas básicas y fundamentales del budismo y están fundamentadas en un conocimiento profundo y esotérico de la ciencia de la reencarnación. No son un mero entretenimiento infantil, ni cuentos de ninguna clase.
No hay ninguna forma de vida, que esté exenta de cuerpo, sensaciones de algún tipo, y de emociones. Incluso las plantas tienen sensaciones y sufren, pero, a diferencia de otras formas de vida, como las de los animales, no tienen sangre y no conlleva karma el hecho de que las utilicemos para poder alimentarnos, pero, aún y así, cuando se arranca una planta, se debe pedir permiso al elemental de la planta, a su espíritu, haciendo una reverencia con respeto, para arrancarla de la tierra o quitarle una rama.
Pero, toda forma de vida que tenga sangre, conlleva karma el quitarle la vida y si lo hacemos, por supervivencia, se le debe pedir perdón y honrar, para que, en un próxima vida, no desee vengarse de nosotros.
Matar, pues, por diversión, deporte, o por codicia, genera mucho karma, que tendremos que pagar en próximas existencias, en las que renaceremos como animales, sino pagamos en vida, con enfermedades y dolencias.
No me extiendo más en este tema de las recurrencias y conexiones entre las personas y los animales, ¡De momento, al menos!
Tan solo recordar, que todo aquello que hagamos a cualquier ser, ya sea una persona o a un animal, o a cualquier forma de vida, tiene consecuencias.
Hasta el simple hecho de levantar una simple piedra, en donde se han guarecido infinidad de hormigas e insectos para cobijarse, o talar o quemar bosques y destrozar o contaminar cualquier hábitat, tiene consecuencias kármicas.
Cuánto más si el daño se lo causamos, por codicia, a seres humanos.
Manuel Vázquez.
En Panillo, a 24 de Diciembre de 2021
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